Efectivamente, los peces de mar pueden padecer de sed. El mar contiene gran cantidad de sales, con una densidad media de alrededor de 35 gramos por litro, que al disolverse en el agua se separan y forman iones: de sodio –ión positivo–, de cloruro –ión negativo–, de magnesio –ión positivo–, etcétera.
Por otro lado, el cuerpo de los peces –así como el de la mayoría de los animales– está constituido en su mayor parte de agua, siendo el resto un conjunto de sustancias orgánicas –proteínas, azúcares y grasas– y también sales, que a su vez también se encuentran en estado iónico disueltas en los líquidos corporales. Muchos animales marinos poseen una baja concentración de sales en su cuerpo y, por tanto, necesitan una concentración alta en su entorno para poder sobrevivir.